EL ICFES Y QUE QUIERO ESTUDIAR
¿QUE QUIERO ESTUDIAR?
Desde hace tiempo he estado considerando mi futuro académico y profesional, y he llegado a la conclusión de que mi verdadera pasión está en el campo de la mecánica. Mi interés por esta área nació de una fascinación temprana por cómo funcionan las cosas a nivel técnico. Desde que era pequeño, me atraían los mecanismos de los relojes, el funcionamiento de los motores y la manera en que los componentes se ensamblan para crear máquinas que facilitan nuestras vidas. Recuerdo cómo, durante mis años de escuela, pasaba horas desarmando y volviendo a armar pequeños aparatos electrónicos, solo para ver cómo estaban construidos por dentro. Esa curiosidad se transformó en un deseo más profundo de comprender no solo el funcionamiento, sino también el diseño y la optimización de sistemas mecánicos complejos. La mecánica, para mí, representa un puente entre la teoría y la práctica, entre el diseño innovador y la funcionalidad real. Decidí que estudiar mecánica no solo me permitirá profundizar en estos intereses, sino que también me ofrecerá una plataforma para resolver problemas reales y contribuir con soluciones prácticas. Me motiva la idea de trabajar en proyectos que involucren el diseño de nuevas máquinas, la mejora de sistemas existentes o la creación de tecnologías más eficientes y sostenibles. Además, veo en la mecánica una disciplina que combina creatividad con rigor técnico, y eso me entusiasma enormemente. Los desafíos de optimizar un proceso, de innovar en el diseño de una herramienta o de garantizar la precisión en el funcionamiento de un componente son aspectos que me atraen y me inspiran. Estoy convencido de que estudiar mecánica me brindará las habilidades necesarias para enfrentar estos desafíos y me permitirá contribuir de manera significativa en el campo. La idea de poder trabajar en la creación y mejora de tecnologías me apasiona, y estoy listo para embarcarme en este viaje educativo con entusiasmo y dedicación.
EL ICFES
Recuerdo mi experiencia con la prueba ICFES como un reto desafiante pero también como un proceso de autodescubrimiento. Era un día nublado de agosto y el ambiente estaba cargado de una mezcla de nervios y anticipación. Desde semanas antes, había estado preparándome con intensas sesiones de estudio, repasando materias, practicando con simulacros de examen y tratando de mantenerme calmado. Cuando llegó el momento, me sentía una mezcla de emociones. El examen se realizó en un aula grande, llena de estudiantes que, al igual que yo, estaban concentrados y ansiosos. Me impresionó la seriedad con la que todo el mundo se lo tomaba. Cada vez que el reloj avanzaba, sentía la presión de cumplir con el tiempo y de manejar mi ansiedad. Las preguntas del ICFES eran variadas y desafiantes, cubriendo una gama amplia de temas desde matemáticas hasta comprensión de lectura y ciencias. Algunas de las preguntas fueron complicadas y requirieron que pensara detenidamente, mientras que otras fueron más directas y me permitieron mostrar lo que había aprendido. Lo más difícil fue mantener la concentración durante las largas horas del examen, pero también fue una oportunidad para demostrarme a mí mismo de lo que era capaz. A lo largo de la prueba, me di cuenta de que no solo estaba evaluando mis conocimientos académicos, sino también mi capacidad para manejar la presión y mantener la calma bajo circunstancias estresantes. Al final del día, aunque estaba exhausto, sentí una gran satisfacción al haber completado la prueba. Fue una experiencia que no solo me preparó para el siguiente paso en mi educación, sino que también me enseñó mucho sobre mi propia resiliencia y capacidad para enfrentar desafíos. Mirando hacia atrás, entiendo que la prueba ICFES no solo fue una evaluación académica, sino también un paso importante en mi desarrollo personal. Me enseñó a manejar mejor el estrés, a organizarme de manera más eficiente y, sobre todo, a confiar en mis propias habilidades y preparación.
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